Ciencia, técnica y tecnología son términos que en el mundo moderno están cargados de significado y, más que de significado, de aspiraciones no satisfechas que frecuentemente conducen a confusiones que, si en la mayoría de las ocasiones no tienen consecuencias, bien pueden extraviar el camino cuando se trata de definir el rumbo de una institución educativa. Ciencia y tecnología, ciencia y técnica, técnica y tecnología han sido utilizadas frecuentemente en parejas que sugieren una sinonimia imposible y ocultan las fecundas relaciones que existen entre ellas. Conviene, en consecuencia, comenzar con una definición de términos que aclare hasta donde sea posible la confusión.
 
La técnica ha sido considerada tradicionalmente como una actividad fundamentalmente operacional, como la manera establecida de hacer las cosas, colectiva o individualmente y, en ese sentido, no puede considerarse como una actividad específicamente humana. De hecho los animales desarrollan y utilizan, como especies y como individuos, técnicas propias para la supervivencia. Piénsese, por ejemplo, en la sofisticada técnica de caza de los felinos o de las aves marinas, en las técnicas de construcción de los insectos gregarios y de algunos pájaros. Sin embargo, y en la medida en que ella es la actividad humana ordenada, sistemática, especializada, de producción de bienes y servicios, debe ser definida como el conjunto de procedimientos y detalles esenciales para el desempeño de un arte, oficio o profesión y, en otros términos para la producción de bienes o servicios. Una actividad humana cualquiera llevada a cabo mediante un conjunto de procedimientos establecidos que aseguren su eficacia y eficiencia obedece a una técnica y estrictamente debe llamarse una actividad técnica, sin que importe su nivel de complejidad.
 
 

Las profesiones y oficios son ante todo aplicación sistemática de técnicas aprendidas o desarrolladas por quien las aplica. Aún en los campos considerados creativos, en la literatura y las artes plásticas o representativas, el componente técnico desempeña un papel fundamental y necesario de la actividad. Las mismas tareas consideradas científicas están apoyadas en un andamiaje técnico y en un conjunto de rutinas mentales y de procedimiento al punto que es perfectamente válido afirmar la existencia de técnicas de la investigación científica. Toda persona, aún el científico, el artista o elprofesional de cualquier rama deben dominar algunas técnicas que les permiten desarrollar con éxito su actividad. La bailarina, el futbolista, el agricultor, el panadero, el ingeniero, el publicista o el escritor son, en su actividad, técnicos de su oficio o profesión y dominan técnicas particulares. En este sentido es muy ilustrativo un texto de Whitehead (1929).
 
El método educativo del currículum literario es el estudio del lenguaje, esto es, el estudio de nuestro método más habitual de presentar nuestros estados mentales a otras personas. La técnica que debe ser adquirida es la técnica de la expresión verbal; la ciencia es el estudio de la estructura del lenguaje y el análisis de las relaciones del lenguaje con los estados de mente que se comunican.
 
La tecnología puede definirse como el conocimiento sistemático de los fundamentos de una actividad técnica, lo que implica la capacidad de aplicación práctica de dicho conocimiento, mediante el diseño de herramientas y la utilización de conceptos y de procedimientos que permitan entender y controlar el medio material y social. Estrictamente el concepto de tecnología debe asociarse a los procesos de innovación que resultan de la actividad técnica, más que a los procedimientos mismos de ejecución que constituyen el campo de la técnica. También se usa el término tecnología para designar el conjunto de conocimientos, equipos, instrumentos, prácticas y procedimientos de producción de bienes y servicios en una condición histórica dada. De hecho, es frecuente considerar la tecnología simplemente como el conocimiento de los fundamentos de la técnica en un campo dado de la actividad humana, o mejor aún, como ciencia aplicada, sin que haya consenso al respecto. De hecho la mayoría de los investigadores de la sociología y de la historia de la tecnología concuerdan en que las innovaciones tecnológicas han tenido lugar en un amplio escenario histórico y social y que la importancia que puede asignársele a la ciencia básica es muy variable; una parte sustancial del desarrollo tecnológico ha sido el resultado de proyectos específicos y de la actividad de los departamentos de investigación y desarrollo de la industria y no el producto de desarrollos científicos propiamente dichos.
 
El término ciencia es utilizado corrientemente para designar el conocimiento sistemático en algún campo de la actividad humana. Aceptada tal definición en ese nivel de generalidad puede entenderseque haya quienes hablan de la ciencia del derecho o de ciencias religiosas, pero normalmente el significado de este término queda restringido al conocimiento ordenado de la experiencia sensible validable, al conocimiento formulado, acumulado y sistematizado, referido al descubrimiento de verdades generales o a la operación de leyes generales del mundo físico. Estrictamente la generación de conocimiento en este sentido puede ser aceptada como la actividad propia de la ciencia pura o ciencia básica, en contraste con la ciencia aplicada a la investigación y desarrollo de usos prácticos. Las demás actividades asociadas a la generación de conocimiento sobre el mundo físico constituyen desarrollos orientados a la práctica o usos sistemáticos del conocimiento que se encuentran más bien en el campo de la técnica y de la tecnología y que eventualmente pueden dar lugar a desarrollos que pueden llamarse científicos. Hacer ciencia estrictamente es una búsqueda sistemática en la frontera del conocimiento establecido.
 
Ciencia y tecnología, son términos modernos y han cambiado significativamente en el tiempo. Sin embargo hay más similitudes que diferencias entre ellos. Ambos implican un proceso creativo de generación y aplicación de conocimiento, ambas emplean metodologías experimentales con validación empírica de los resultados. Ciencia y tecnología han estado íntimamente ligadas. Los aportes de científicos y tecnólogos han sido y continúan siendo importantes en el otro campo de su actividad, en una forma que podría metaforizarse como fertilización cruzada, así en épocas recientes se haya desarrollado una neta diferenciación valorativa entre científicos y tecnólogos. En ocasiones es difícil diferenciar los aportes científicos y tecnológicos de una misma persona, y con frecuencia el desarrollo tecnológico ha precedido y aun jalonado el desarrollo científico. De hecho es posible que exista, y ha existido, desarrollo tecnológico sin la correspondiente fundamentación científica. La invención de la máquina de vapor precedió en muchas décadas al establecimiento de la termodinámica como disciplina teórica, la construcción del Panteón y de otras obras monumentales en hormigón construidas por los romanos son anteriores en casi 20 siglos a las modernas teorías estructurales y al dominio conceptual que se tiene sobre la naturaleza del cemento y del hormigón. Ejemplos como estos abundan en la historia de la ciencia y de la tecnología. Igualmente puede darse y se han dado desarrollos científicos importantes, avances en la comprensión de las leyesnaturales que no han desembocado de manera inmediata en desarrollos tecnológicos. En ocasiones un desarrollo tecnológico asociado a un hallazgo científico ha tardado siglos en tener lugar después de la primera formulación del concepto o de la ley que lo fundamentaría teóricamente. Tal es el caso de la tecnología de los satélites artificiales cuya fundamentación básica se encuentra en las leyes del movimiento de Newton, enunciadas tres siglos antes. A diferencia de la relación un poco extraña entre ciencia y tecnología, la técnica y la tecnología constituyen actividades que necesariamente se desarrollan conjuntamente y se retroalimentan.
 
Más allá de estas definiciones, o de otras equivalentes o alternativas que se puedan tomar como referentes, conviene considerar la ciencia, la tecnología y la técnica como actividades humanas más que como categorías abstractas en el campo del conocimiento. Como actividades humanas hay una clara diferenciación entre ciencia, tecnología y técnica.
 
Ciencia y tecnología son ambas actividades de producción de conocimiento cuyo límite más que difuso debe considerarse permeable. El planteamiento y desarrollo de conceptos básicos y leyes fundamentales es el objeto propio de la ciencia, en tanto que el diseño de equipos y procedimientos, la caracterización de materiales, las propuestas de innovación y de aplicaciones particulares, constituyen el campo propio de la tecnología que, en las empresas modernas constituye la actividad conocida como investigación y desarrollo. El desarrollo tecnológico y científico ha sido un proceso dialéctico acumulativo en la experiencia humana, que puede ser entendido mejor en un contexto histórico que permita apreciar la evaluación desde la invención de las primeras herramientas hasta la gigantesca y compleja red tecnológica que influencia y, en gran medida, controla a escala global la vida humana contemporánea. En ese proceso han sido frecuentes los casos en los que el desarrollo tecnológico han precedido al desarrollo científico de modo que adquiere validez la afirmación que la tecnología precede histórica y epistemológicamente a la ciencia.
 
La actividad científica debe ser caracterizada por su producto: la generación de conocimiento básico, de conceptos y de leyes fundamentales de la naturaleza. Así mismo la actividad tecnológica debe ser caracterizada por sus productos: el diseño y creación denuevos productos, sistemas y ambientes tecnológicos, en tanto que la actividad técnica es caracterizada por la producción de bienes y servicios. En el primer caso el producto o expresión típicos de la actividad se encuentra en las publicaciones científicas, casi siempre originadas en universidades e institutos de investigación; en el segundo la expresión típica de la actividad son las patentes cuyo origen institucional más frecuente se encuentra en las fábricas y en las corporaciones industriales, muchas de ellas con departamentos de investigación y desarrollo, dedicados al diseño de nuevos productos y procedimientos y al mejoramiento de los existentes; y en el tercero, el resultado característico de la actividad técnica son los bienes y servicios producidos en diferentes escenarios de la actividad humana.
 
Es común suponer y aceptar que a estos diferentes tipos de actividad corresponden de manera biunívoca a categorías sociales, o de status, ordenadas jerárquicamente. Y no sólo se trata en esta concepción de una jerarquización valorativa sino epistemológica, y se supone así que el acceso a la formación tecnológica puede darse como un refinamiento de la formación técnica y que la formación universitaria, confundida de manera equivocada con la formación científica, es una complementación de la formación tecnológica. En realidad se trata de tres campos diferentes de actividad humana cuyos productos, propios de cada una de ellas, pueden facilitar la actividad en otros campos pero que no pueden reducirse unos a otros. La relación entre ellos más que jerárquica puede caracterizarse como simbiótica.
 
Cada una de estas actividades, científica, tecnológica y técnica, es indispensable en la sociedad. Parafraseando a Whitehead (1929), una sociedad progresista requiere de la existencia de cuatro categorías de individuos: académicos, científicos, inventores y técnicos. Su progreso depende de que cada uno de los miembros de su masa educada tenga un poco de académico, un poco de científico, un poco de inventor y un poco de técnico. El término científico significa aquí la persona que contribuye sistemáticamente al progreso del conocimiento con respecto a las verdades con un alto contenido de generalidad, el termino inventor la persona que contribuye al progreso del conocimiento con respecto a la aplicación de verdades generales en formas particulares que sirvan a las necesidades actuales, y el término técnico se aplica a la persona que está en capacidad de producir eficientemente los bienes y servicios que demanda la sociedad. Y la academia constituye básicamente el campogeneración, asimilación, y transmisión de conocimientos, donde el énfasis en uno u otro aspecto de su función varía de una a otra institución, y de una época a otra.
 
La tendencia reciente de diferenciación valorativa de estas actividades ha conducido a establecer fuertes diferencias de valoración entre técnicos, tecnólogos y científicos, y a definir estas categorías con base en criterios basados en la duración de los programas que confieren los títulos o diplomas más que en sus contenidos reales de conocimientos, o en la formación de habilidades o competencias que ofrecen y entregan efectivamente, y menos aún en la actividad real que desempeñan. La realidad en todo el mundo, y en particular en Colombia, es que la gran mayoría de las personas desempeñan actividades que caen en el campo de la técnica pura y simple, sean ellos profesores universitarios, banqueros, ingenieros, agricultores o soldados. Pero esta afirmación debe ser matizada.
 
La característica básica del técnico es el dominio de las destrezas propias de una determinada actividad a partir del conocimiento de sus fundamentos. Las actividades de orden técnico-profesional son idénticas en su naturaleza básica así no lo sean en su contenido particular, y no siempre están definidas por el nivel de formación profesional formal de quien las desempeña. Es común encontrar personas con títulos profesionales universitarios y aún con los más altos títulos de posgrado que mantienen una actividad rutinaria de simple aplicación de un conjunto de conocimientos adquiridos, sin rasgo alguno de creatividad o innovación, particularmente cuando se trata de personas que son empleadas de una institución o empresa. Por el contrario en los cargos de dirección, y en el caso de las personas que hacen de empresarios, no importa su nivel, no basta con la aplicación pura y simple de los conocimientos adquiridos. Más que esto, la actividad normal de estas personas tiene un fuerte componente de iniciativa necesaria para identificar problemas y oportunidades, plantear soluciones y estrategias, definir criterios de control de los resultados y aplicar su acerbo de conocimientos técnicos en todo el proceso. Sin embargo debe notarse que a pesar de que haya un fuerte componente de iniciativa y creatividad en una actividad dada, éstas no definen una diferencia esencial de ella como actividad técnica en el sentido de aplicación ordenada y sistemática de un conjunto de procedimientos y detalles esenciales para el desempeño de unaprofesión u oficio, que haga necesario recurrir a una categoría especial que distinga a los técnicos en construcción de los ingenieros, a los contadores de los economistas, en lo que corresponde a su actividad técnica. Es la capacidad de introducir innovaciones en las técnicas actuales, y su actividad real para hacerlo, lo que define y diferencia un técnico de un tecnólogo. El ingeniero o el economista que proponen un procedimiento nuevo, el técnico o el ingeniero que proponen y diseñan una modificación a un equipo o una aplicación novedosa de un equipo o de un procedimiento conocido, el agrónomo que introduce cambios en las técnicas de cultivo o de control de plagas, o el publicista que sugiere nuevas formas de aproximación al público o de presentación de productos, están todos ellos llevando a cabo estrictamente una actividad tecnológica.
 
En la organización actual del trabajo debe distinguirse un tipo de actividad técnica que demanda una cierta capacidad de planteamiento de problemas y definición de alternativas de solución que puede estar asociada al diseño o a la producción de bienes y servicios, y a la dirección de proyectos. Este es el campo propio de los técnicos con formación universitaria, que frecuentemente llega al nivel de maestría. Un indicador del carácter técnico de esta actividad es la exigencia corriente de normas y protocolos a los que deben ceñirse quienes las desempeñan y que hoy tienen su expresión más acabada en los programas de calidad ISO.
 
Una pequeña fracción de la población desempeña tareas, que pueden considerarse estrictamente tecnológicas en el sentido que de manera sistemática están dedicadas a actividades de innovación que implican el diseño o mejoramiento de equipos o procedimientos que cambian las técnicas conocidas. Vale la pena anotar que el solo conocimiento de los fundamentos de una técnica no hace un tecnólogo. Es la aplicación creativa e innovadora de tales conocimientos en propuestas de desarrollo o modificación de equipos o procedimientos lo que constituye la tecnología propiamente dicha, y la capacidad de hacerlo de manera sistemática lo que distingue al tecnólogo del técnico. La aplicación sistemática de un conocimiento y de un conjunto de procedimientos en una actividad profesional no pasa de ser una actividad técnica, así quien lo haga tenga los más altos títulos académicos. En el campo de la ciencia ocurre algo similar: no es la posesión de unos títulos académicos lo que define si una persona en particular hace ciencia o no. Es su capacidad, y su actividad de generación de conocimiento, de producción de conceptos básicos lo que ubica a una persona o institución en el reducido campo de la actividad científica. Sólo una pequeñísima fracción de la población se encuentra dedicada a actividades científicas, aún si se consideran los países desarrollados con altos presupuestos dedicados a la investigación. Y si bien es verdad que la actividad científica exige una rigurosa formación previa también es cierto que ella implica una combinación especial de aptitud, capacidad y dedicación que no es sólo producto de la formación académica.
 
En ocasiones quienes se encuentran en el campo de la investigación científica deben trasegar la mayor parte del tiempo en actividades que deben ser calificadas como técnicas, y alguna parte del tiempo es empleada en actividades tecnológicas, como condición necesaria de su producción científica. Son ilustrativos los cases de Newton, Galileo, Huygens, y de la mayor parte de los protagonistas de la Revolución Científica, quienes diseñaron y construyeron algunos de los instrumentos que les permitieron llegar a sus propuestas teóricas y en ese sentido estuvieron dedicados durante largos intervalos de tiempo a actividades técnicas y tecnológicas.
 
La actividad técnica contemporánea necesariamente está informada de supuestos de orden tecnológico y científico debido fundamentalmente a que la economía contemporánea está basada en el conocimiento más que en los recursos físicos. El técnico de la economía basada en el conocimiento es radicalmente diferente al técnico de la economía industrial, de la economía basada en los recursos físicos. Ya no se trata de un conjunto de actividades más o menos rutinarias que se han considerado, un poco como caricatura, características de la actividad técnica. El tornero, el tejedor o el panadero son personajes que mantienen su vigencia y perduran con base en procesos de entrenamiento y de transmisión de conocimientos y destrezas que poco han cambiado en centenares de años, pero la economía del conocimiento ha dado origen a otros saberes, a otras técnicas, con una especificidad que exige un tipo especial de técnicos cuyas destrezas y competencias tienen que estar respaldadas en una base teórica adecuada a las nuevas condiciones que les permitan mantener la capacidad de ajustarse a las condiciones cambiantes de la economía.
 
Durante mucho tiempo en Colombia la formación universitaria ha tenido un carácter profesionalizante de tipo eminentemente técnico, con escasos aportes de tipo tecnológico y muy pocos de tipo estrictamente científico: Esta línea la mantienen actualmente la mayoría de los programas en las universidades e instituciones universitarias. Sólo en las últimas dos décadas ha sido estimulada la investigación y ha alcanzado un papel importante en algunas universidades de élite, y ella de tipo tecnológico en su mayor parte.
 
Lamentablemente la valoración que tiene la investigación científica ha llevado a darle tal categoría a actividades que apenas constituyen simples reciclajes de propuestas y publicaciones de países desarrollados y a la infravaloración de los aportes tecnológicos sensu stricto. Un claro indicador de esta situación es el predominio de trabajos en congresos y publicaciones de relativa baja exigencia en la originalidad, pertinencia y rigor conceptual de las contribuciones presentadas en ellos y la mínima participación en las publicaciones internacionales de primera línea. Por otra parte la extrema escasez de patentes en la producción académica registrada en las universidades muestra que la participación académica en la innovación tecnológica es mínima, aún en términos relativos en un país en el que anualmente apenas son presentadas un poco más de mil solicitudes de patente de las cuales menos de cien corresponden a ciudadanos colombianos.
 
Estas afirmaciones, que pueden ser consideradas peyorativas, no lo son por entero, en la medida en que se acepte que la formación de cuadros profesionales ha sido y continúa siendo una importante función del sistema de educación superior, que la investigación tecnológica es de vital importancia para el país, que no está reñida con la investigación científica, y que las condiciones mismas de desarrollo hacen sumamente difícil la investigación científica como tal.
 
La creación de programas de maestría y doctorado y de institutos de investigación, y la búsqueda de contactos y alianzas estratégicas con universidades de países desarrollados, hace parte del esfuerzo de las instituciones de educación superior por formar investigadores e impulsar la investigación en su seno, reforzado por el apoyo estatal y las alianzas ocasionales o permanentes con la industria. Al mismo tiempo conviene estimular los programas de especialización como unaforma de reforzar la formación técnica ofrecida durante la formación de pregrado, estableciendo una clara diferenciación en los objetivos de éstos con los programas de maestría orientados a desarrollar la capacidad de investigación para la academia y la consultoría de alto nivel. Y esto puede estar muy bien si el término de moda, investigación, se colma de contenido y pasa a ser un concepto estratégico clave del desarrollo nacional y del papel de la educación superior ese proceso, que en nuestro caso vale tanto como pensar prioritariamente en la investigación tecnológica.
 
En el otro extremo del espectro de la educación superior, es preciso rescatar el inmenso valor social que tiene la educación técnica y tecnológica, y no como simple escalón inferior de la educación superior. La condición básica para conseguirlo es la adecuada valoración del papel del técnico y del tecnólogo en la economía del país, basada en la comprensión del tipo de actividad de cada uno puede desempeñar. Es claro de la discusión anterior que cada una de las actividades descritas, ciencia, técnica, tecnología, tiene sus propias características y su ámbito propio, de modo que está a la orden del día la necesidad de una propuesta seria de la llamada formación técnica y tecnológica en Colombia, que supere el sofisma de la superioridad de la formación universitaria por el simple hecho de una duración mayor de los planes de estudio. En capítulos posteriores examinaremos las cuestiones de la formación técnica y tecnológica y de la demanda de técnicos y tecnólogos en Colombia.
 
La legislación vigente que regula la educación superior en Colombia establece la posibilidad legal de adelantarla en etapas sucesivas, denominadas ciclos propedéuticos; ésta puede ser una vía para la adecuada articulación y fortalecimiento de la llamada educación técnica en el sistema de educación superior. El aspecto más interesante de este esquema y su mayor potencial es la posibilidad de trabajar con créditos académicos que sean reconocidos en todo el sistema educativo. Esa misma posibilidad constituye su mayor peligro al convertir el sistema de educación superior en un conjunto de etapas o niveles ordenados de lo técnico a lo tecnológico y a lo universitario dejando implícito que cada nivel subsume el que supone inferior, y que confunde la actividad científica con la actividad académica universitaria.